1. Concluye el día. ¿Qué tal? Hoy has recordado a María, la mujer de Nazaret que nos regaló a Jesús.
Esta hora puede ser un momento privilegiado para darle gracias a Dios por María, "modelo de creyente", como la llama la Iglesia; gracias por su fe, gracias por su generoso sí a Dios.
Dale gracias a Dios por Maria, con tus palabras; por lo que ella ha aportado a tu vida de creyente.
2. Sabes bien que todos los días aprovechamos este último momento, también para pedir perdón. Siempre tenemos algo de qué arrepentirnos.
Hoy, aprovechando que hemos recordado a Maria, podías pedir perdón porque en ocasiones tu fe ha sido triste, sin fuerza, sin coraje. Y si algo es María es una mujer alegre: "Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador"..
3. Terminas el día con un Ave Maria, que rezas despacio, expresando todo tu afecto a este pedazo de mujer, que tenemos como madre y prototipo de creyente.