1. Buenos días, Padre Dios.
Le saludas al Señor, le das gracias por estar siempre contigo, por su compañía constante.
Luego, charlas con El durante un par de minutos. Le cuentas cuáles van a ser hoy tus trabajos y tus preocupaciones. Se lo ofreces todo: "Padre desde la mañana pongo todos mis quehaceres en tus manos".
2. Eres discípulo de Jesús, el Maestro por excelencia, el modelo para crecer como persona. Puedes decirle que quieres que hoy se te note que eres su discípulo, que no quieres diluirte en la masa y vivir como uno más.
Rézale esta pequeña oración:
Señor Jesús,
que tu presencia inunde por completo todo mi ser
y tu imagen se marque a fuego en mí.
Así hoy caminaré a la luz de tu figura,
pensaré como tú pensabas, sentiré como tú sentías,
actuaré como tú actuabas, hablaré como tú hablabas,
soñaré como tú soñabas y amaré como tu amabas.
Jesús que hoy sea, para todos con los que me encuentre,
testigo y transparencia de tu presencia entre nosotros.
3. Terminas rezando la oración de los seguidores de Jesús de Nazaret: Padre nuestro... También puedes escuchar alguno de los "padrenuestros" que hemos puesto en la sección "Rezar con el Padre nuestro".